Empresas públicas o privadas ¿estatizar o privatizar?

Los estatistas solicitan periódicamente hacer que el estado se haga cargo de toda la carga social, resolver todas las necesidades básicas y un poco más, todo desde el estado. Generalmente se hace referencia a las ganancias que tienen las empresas y el abuso que hacen desde su posición monopólica que tienen algunas como las empresas sanitarias, que ofrecen un servicio básico, indispensable para el funcionamiento en sociedad y por sobre todo de la vida. 

Un buen servicio incide directamente en la calidad de vida de las personas que lo consumen. Es por esto que además de ofrecer un servicio, es el estado el ente que debe asegurar el ofrecimiento de un servio de alta calidad, continuo y seguro. 

¿Es el estado quien debe hacerse cargo de ofrecer el servicio? Primero veamos las diferencias de un servicio ofrecido por el estado y una empresa privada. En un estudio (Vergés 2014) donde se compara resultados de investigaciones de los últimos 40 años en reconocidas revistas científicas, en cuanto a la eficiencia entre empresas estatales y privadas, da como conclusión que en el 58% concluyó que las empresas privadas son más eficientes, y el 42% que no hay diferencias significativas o que las empresas públicas son más eficientes  respecto a esos puntos https://mpra.ub.uni-muenchen.de/58816/

Este estudio obtiene datos de diversas publicaciones con distintas metodologías y eso nos da una visión general, pero de ninguna forma concluyente. Y de acuerdo a estos resultados, más allá de la diversidad de fuentes, industrias, contextos, etc. se muestra cierta tendencia a que la empresa privada es más eficiente, ya que el 58% de los resultados si lo demuestra, el 42% restante muestra que no hay diferencias significativas o que las estatales son más eficientes. Si se profundiza en ¿cuantos estudios concluyen que las empresas públicas son más eficientes? Es sólo un 16,2%. 

Ahora veámoslo desde otro contexto, una visión más estatistas o institucionalizada desde una publicación del UNPD. 
https://www.undp.org/content/dam/undp/library/capacity-development/English/Singapore%20Centre/GCPSE_Efficiency.pdf
El argumento de la eficiencia público/privada en contextoLas personas se han quejado desde que se crearon gobiernos sobre la “cinta roja”, burócratas ociosos e indolentes “presiona lápices”. En las últimas décadas, los esfuerzos por socavar el trabajo público oficial efectivo, eficiente y equitativo que trabaja por el bien común ha avanzado por siete frentes:

  1.  Ideológico – una afirmación, a pesar de la evidencia y a menudo repetía lo suficiente que se ha vuelto aceptará como verdad, que el servicio público es inherentemente incompetente, indolente e irresponsable por naturaleza – en cambio, si esas características fueran verdad, es porque los líderes políticos lo permiten (con esto contrasta el Singapur post independencia: determinación política por construir un servicio público altamente disciplinado y motivado que ha transformado la ciudad estado)
  2.  Intelectual – se ha desarrollado una adivinanza “Catch 22”: la teoría de la Elección Pública postula la idea que el servicio público es inherentemente egoísta y necesita ser reducido; la Nueva Administración Publica propaga la visión exactamente opuesta, que el servicio público es inherentemente apático y necesita ser incentivando para ser efectivo.
  3.  Comercial – Las grandes ganancias para los consultores y empresas son creadas por la creencia que fue fomentado por ideas de la Nueva Administracion Publica, de gobernar más como empresa, externarían servicios y promoviendo las sociedades público-privadas.
  4.  Político – culpar al servicio público por hallar ofrecer un chivo expiatorio tentador para los políticos para desviar la crítica de su liderazgo y dirección inadecuada.
  5.  Financiero – Los niveles de pago en puestos profesionales en el servicio público se han quedado detrás de aquellos del sector privado, o bien muchos de los cupos altamente calificados no pueden ser llenados o arreglos especiales de pago serían requeridos.
  6.  Institucional – han habido suficientes verdades (seleccionadas) en algunas metáforas de sindicatos de servicio público obstructivos y “burócratas e de nivel de calle” inútiles ahogar las imágenes mucho más positivas de devoción por el bien público.
  7. Organizacional – tanto los líderes electos como los administradores seniors se benefician de la creación de una “revolución permanente” de reformas sin fin y reorganización del servicio público. A pesar de la creciente evidencia a través de los años que muchas reformas alcanzan mejoras que no duran pero que desmoralizan enormemente a los equipos, la tentación de parecer supuestamente vagos y burócratas incompetentes son demasiado grandes. 

Las ventanas rotas de la política

La teoría de las ventanas rotas explica cómo el entorno, especialmente el espacio público dañado o sucio, incide negativamente en el comportamiento humano. La premisa básica es que si un edificio tiene ventanas rotas, pronto destruirán más ventanas; si una pared está rayada, en poco tiempo estará completamente rayada. De la misma manera, en política, las pequeñas violaciones a las normas y el orden establecido pueden generar un efecto dominó de mayor corrupción y desorden. Aquí lo que quiero explicar es cómo la teoría de las ventanas rotas se aplica a la política y cómo puede llevar a una desilusión política generalizada.

1. Análisis de la Teoría de las Ventanas Rotas en Política

En la política, las ‘ventanas rotas’ pueden tomar la forma de pequeños actos de corrupción, incumplimientos de promesas, falta de transparencia, y más. Estas acciones, aunque puedan parecer insignificantes en un principio, dañan la integridad del sistema político y abren la puerta para más violaciones.

Tomemos, por ejemplo, un caso de un político que incumple una promesa electoral. Esto puede parecer un hecho aislado, pero crea un precedente que puede justificar el incumplimiento de promesas por parte de otros políticos. Si los electores ven que no hay consecuencias por romper promesas, podrían llegar a la conclusión de que está bien hacerlo, y esto podría degenerar en una aceptación tácita de la mentira como parte integral de la política.

Otro ejemplo puede ser el de un funcionario que acepta un pequeño soborno. Este acto, aunque pequeño en sí mismo, puede alimentar una cultura de corrupción en la que se espera que otros funcionarios también acepten sobornos. Esto puede conducir a una corrupción más generalizada, y eventualmente, a un debilitamiento del orden institucional.

2. Las Ventanas Rotas y la Desilusión Política

El efecto de estas ‘ventanas rotas’ en la política es profundo. La gente pierde la confianza en el sistema político y en sus líderes. Se genera desilusión, desencanto y, a menudo, apatía política. Los ciudadanos pueden llegar a sentir que sus acciones no tienen importancia, que todos los políticos son iguales y que no hay nada que puedan hacer para cambiar las cosas.

La persistencia de estas ‘ventanas rotas’ en la política mina la confianza de la gente en sus líderes y en el sistema. Al ver que los políticos no cumplen sus promesas, que hay corrupción, que no hay transparencia, la gente empieza a perder la fe en la política. Comienzan a creer que todos los políticos son corruptos y que el sistema está diseñado para proteger a los poderosos a expensas de los ciudadanos comunes. Esta percepción puede llevar a la desilusión y a la apatía política, donde las personas se desenganchan de la política porque sienten que su voto no importa y que no pueden hacer nada para cambiar el sistema.

Además, la existencia de estas ‘ventanas rotas’ puede afectar la percepción de la eficacia del sistema político. Si los políticos no pueden mantener sus propias promesas, si la corrupción es rampante y no hay transparencia, la gente puede empezar a creer que el sistema político no es capaz de abordar y resolver los problemas de la sociedad. Pueden sentir que el sistema es ineficiente e ineficaz, y que no hay esperanza de mejora.

La desilusión política puede tener graves consecuencias para la sociedad. Puede llevar a una disminución de la participación política, ya que las personas pueden sentir que su voto no importa. También puede fomentar el cinismo y la desconfianza hacia las instituciones políticas, lo que puede conducir a la inestabilidad social y política.

En última instancia, la teoría de las ventanas rotas en la política ilustra cómo los pequeños actos de corrupción e incumplimiento pueden tener un impacto significativo en la confianza de la gente en el sistema político y sus líderes, y cómo esto puede llevar a una desilusión política generalizada. Pero si entendemos esta teoría y cómo se aplica a la política, podemos empezar a tomar medidas para prevenir la formación de estas ‘ventanas rotas’ y trabajar para restaurar la fe en nuestras instituciones políticas.

3. Las Ventanas Rotas y la Responsabilidad Política

La responsabilidad de prevenir y reparar estas ‘ventanas rotas’ políticas recae en gran medida en los líderes políticos y en las instituciones que componen el sistema. Los líderes políticos tienen el deber de mantener la integridad del sistema, de cumplir con sus promesas y de actuar con transparencia. Cuando un líder político se aparta de estas normas, ya sea por corrupción, incumplimiento de promesas u otros comportamientos inadecuados, se convierte en un modelo de comportamiento para otros, lo que puede llevar a un mayor deterioro del sistema político.

Por tanto, es crucial que los líderes políticos comprendan la importancia de su papel y el impacto que sus acciones pueden tener en la confianza pública y en la salud del sistema político. Deben esforzarse por actuar con integridad, transparencia y responsabilidad, y deben ser responsables cuando no lo hacen. Las instituciones políticas también deben poner en marcha medidas para prevenir y sancionar la corrupción y otros comportamientos indebidos, y para promover la transparencia y la rendición de cuentas.

Además, los líderes políticos pueden jugar un papel crucial en la reparación de las ‘ventanas rotas’. Pueden hacerlo a través de acciones como restaurar la confianza en las instituciones políticas, estableciendo y aplicando normas de comportamiento ético, y actuando de manera transparente y responsable. También pueden trabajar para crear un clima político en el que se valoren y respeten las normas y los principios democráticos.

Sin embargo, la responsabilidad no recae únicamente en los líderes políticos. Los ciudadanos también tienen un papel importante que desempeñar. En la siguiente sección, exploraremos el papel del electorado en la teoría de las ventanas rotas.

4. El Papel del Electorado en la Teoría de las Ventanas Rotas

Los ciudadanos, como electores, desempeñan un papel esencial en la prevención y reparación de las ‘ventanas rotas’ en la política. A través del ejercicio de su derecho al voto, los ciudadanos pueden premiar a los políticos que actúan con integridad y castigar a aquellos que no lo hacen. De esta forma, pueden contribuir a crear un ambiente político en el que se valoren y premien la integridad, la transparencia y la responsabilidad.

Los ciudadanos también pueden desempeñar un papel activo en la exigencia de transparencia y rendición de cuentas a sus líderes políticos. Pueden hacerlo a través de diversas formas de participación ciudadana, como la asistencia a reuniones públicas, la participación en manifestaciones y protestas, y la utilización de los medios de comunicación y las redes sociales para expresar sus opiniones y demandas.

Además, la educación cívica puede desempeñar un papel crucial en la formación de ciudadanos informados y activos que comprendan sus derechos y responsabilidades y estén dispuestos a participar en la política de manera constructiva. Una comprensión sólida de cómo funciona la política, de la importancia de la integridad y la transparencia en la política, y de las consecuencias de la corrupción y el incumplimiento de las promesas pueden ayudar a los ciudadanos a tomar decisiones informadas en las urnas y a participar activamente en la exigencia de rendición de cuentas a sus líderes políticos.

En última instancia, tanto los líderes políticos como los ciudadanos tienen un papel que desempeñar en la prevención y reparación de las ‘ventanas rotas’ en la política. Al trabajar juntos, pueden ayudar a restaurar la confianza en el sistema político y a combatir la desilusión política.

5. Conclusión

La teoría de las ventanas rotas, propuesta por los criminólogos estadounidenses James Q. Wilson y George L. Kelling en 1982, ha demostrado ser un instrumento útil para entender no sólo el comportamiento antisocial y criminal, sino también cómo las pequeñas transgresiones pueden llevar a un mayor deterioro del sistema político. Esta teoría, una faceta de la teoría del desorden y del crimen, también puede aportar valiosos conocimientos en el campo de la política.

Los conceptos de la teoría del comportamiento colectivo sostienen que el comportamiento de los individuos puede ser influenciado por el comportamiento de los demás. En el contexto de la política, esto significa que la corrupción o la falta de rendición de cuentas de algunos líderes pueden incitar a otros a comportarse de la misma manera.

La teoría de la corrupción sistémica, propuesta por estudiosos como Michael Johnston, sostiene que la corrupción puede convertirse en una parte integral de un sistema político si se tolera o se ignora. En este sentido, las ‘ventanas rotas’ políticas pueden ser las primeras señales de una corrupción más profunda y generalizada.

Por otro lado, la teoría de la eficacia política sugiere que la desilusión política y la falta de participación pueden ser consecuencias directas de las ‘ventanas rotas’ políticas. Cuando los ciudadanos perciben que las promesas no se cumplen o que la corrupción es rampante, pueden comenzar a dudar de su capacidad para influir en la política y, por lo tanto, pueden optar por desvincularse.

Por último, la teoría de la espiral del silencio de Elisabeth Noelle-Neumann sugiere que aquellos que se oponen a la corrupción o a la mala conducta pueden ser silenciados o ignorados, perpetuando un ciclo de desorden y degradación.

En última instancia, la teoría de las ventanas rotas nos recuerda la importancia de prestar atención a las pequeñas transgresiones, ya que éstas pueden tener un impacto significativo en la confianza y la salud del sistema político. Nos impulsa a todos, líderes y ciudadanos por igual, a asumir nuestra parte de responsabilidad en la prevención y reparación de estas ‘ventanas rotas’, para construir un sistema político más fuerte y resiliente.

Para saber más

Johnston, M. (2005). Syndromes of Corruption: Wealth, Power, and Democracy. Cambridge University Press.

Kelling, G. L., & Wilson, J. Q. (1982). Broken Windows: The police and neighborhood safety. Atlantic Monthly, 249(3), 29-38.

Noelle-Neumann, E. (1974). The Spiral of Silence: A theory of public opinion. Journal of Communication, 24(2), 43-51.